Consejos cuando hay poco dinero




Consejos cuando hay poco dinero y poco en la despensa

Hola a todos!
No es fácil cuando tienes un presupuesto muy bajo, tomar una decisión en que comprar con lo poco que tienes y que no durara más de dos días. No importa la situación que tengas ya sea que no tienes o deseas ahorrar dinero.
En mi caso fue por necesidad. 10 meses luego de perder nuestros empleos, el dinero escaseaba y no había en el horizonte ninguna esperanza de empleo. Seguíamos enviando cvs, asistiendo a miles de entrevistas solo para regresar descorazonados y con la palabra que llegamos a odiar en los labios: Sobre cualificados.
Modificamos nuestros currículos, le quitamos experiencia y estudios, pero solo hacían hablar con nosotros para darse cuenta que estábamos aplicando a varios peldaños por debajo de nuestra realidad. Era penoso, solo queríamos trabajar, producir y pagar cuentas, pero los recursos humanos no lo son tanto. A veces quería enviar a todos a freír tusas, no se daban cuenta de la necesidad? Sobre cualificado? Que teníamos que hacer? Decir solo que leíamos y escribíamos apenas? En fin, ese era el día a día que vivimos por un año y nos falto de todo menos coraje.
Como decía, la cuenta de banco cada vez se reducía por grandes proporciones, así que debimos sentarnos, y dividir lo que quedaba para el sustento. Me encargue de los recursos que quedaban, calculando que con los exorbitantes precios de los supermercados no nos alcanzaría para más de un mes. No contaba con la intervención divina, que como siempre, me ha salvado de muchas cosas, también en esta ocasión intervino.
Comencé a hacer el presupuesto para apertrecharnos al menos dos meses, cuando empecé a ver lo que tenía a mi alrededor, buscando una solución futura en caso de seguir desempleados. Empecé a ver los periódicos, con los especiales que habían, calcule también los recursos a mano, hice comparación de precios en varios establecimientos, verifique los días de los especiales y por último, revise la despensa.
Pensé que era organizada al momento de hacer compras, pero al revisar mi despensa me di cuenta de que no. Acostumbraba a hacer una lista, y en base a ella, hacia mis compras. Me ahorro dinero pero no el suficiente, pues siempre la lista se hacía mirando la alacena por encima, sin revisarla como va, la nevera por igual, y terminas comprando cosas que no necesitas realmente, porque ya las tienes en tu despensa. Me paso con la salsa de soja. Cuando me planifique para en 3 días hacer la compra con un presupuesto de risa, tuve que hacer de tripas a corazón buscando la manera de estirar el dinero. Me di 3 días precisamente para preparar un menú, para hacer espacio en la alacena y la nevera y con tristeza vi que con esa organización yo había gastado una fortuna y no había usado casi nada! Vi hierbas inútiles en la nevera, dañadas e inútiles, y varios tomates tristes y apachurrados que tire de inmediato al pequeño patio que tenia. La despensa ni se diga. Habían cosas que me sorprendí encontrar, pero en perfecto estado y aun sin caducar, pero inútiles para mi súper menú preparado para contingencia.
En la noche desperté y me di cuenta que debía hacer algo drástico. Un menú me organizaba, pero en la búsqueda de variedad diaria, se malgastaría mucho mas haciendo platos diferentes, a diario y mucho más en gas propano, lo que no había calculado dentro de mi presupuesto de risa.
Amanecí sentada en el comedor, con todas las latas de la alacena fuera y el contenido de la nevera también, mirando que se podía hacer con habichuelas enlatadas, tuna, harina, petit pois, salsa de soja, maíz enlatado y varias tiras de lasaña en un contenedor. El instinto me decía que los botara, que receta saldría de esas cosas, pero decidí otra cosa. Servirían de todos modos para bajar costos si los combinaba bien y decidí olvidarme del menú que tanto trabajo me había dado confeccionar.
Lo primero que hice, fue hacer una lista de lo que tenía y otra de lo que me faltaba, pero al llegar finalmente el día de especial de carnes una idea surgió dentro de toda la vorágine que estaba en la cabeza. Comprendí que mis planes eran nada y que para que había estudiado culinaria si no le sacaba provecho a la situación? Así que ante la mirada atónita de mi esposo, procedí a buscar las carnes y olvide todo lo demás en la lista. Entre los especiales encontré los mejores precios en los muslos anchos de pollo, así que calcule y compre 15 libras del mismo, vi que también el cerdo para guisar estaba a muy buen precio y compre 10 libras. La carne molida compre 6 libras y carne no.7 compre 5, había chuletas ahumadas, así que tome dos paquetes de una libra cada uno con 3 chuletas escuálidas. Mi imaginación se estaba disparando a grandes trancos!
Gaste la mitad del presupuesto en carnes y mi esposo estaba furioso. Decía que era una perdida pero al decirle que al otro día habría especial de vegetales, y que en otro supermercado había especial de enlatados y granos, empezó a entenderme. De ese presupuesto, destine la mitad a granos y enlatados y la otra a vegetales de todo tipo. Contra todos los pronósticos, me sobro dinero, que bajo las discusiones de mi marido emplee en varios plásticos herméticos y fundas de todos los tamaños tipo Zip lock. Y me alcanzo para pan, huevos y detergentes genéricos.
Al completar todo mi arsenal, junto con el que tenía en casa, me puse manos a la obra. Teníamos un freezer que no usábamos, al que saque fuera, y empecé a cocinar como loca y a dividir porciones, a inventarme y perderme en mi mundo en busca de estirar lo comprado.



Comencé con el pollo, lo dividí he hice de diferentes maneras. Una parte la sude con varias sazones que encontré en la despensa. Otra la deshuese, la pase por una procesadora junto a varios aliños de mi inspiración del momento. Otra parte la hice a la cacciatora, y por último, deje alrededor de 3 libras sin cocinar. La cocina se impregno de aromas diferentes, mientras mi esposo estaba en una entrevista de trabajo al otro lado del pueblo.
Empecé a porcionar y racionar todo lo que había hecho luego de que se enfriara todo. Coloque en zip lock porciones para dos y obtuve unas 6 porciones generosas de pollo cacciatora. El pollo que herví, guarde 8 porciones, de 2 cada una. Al liquido que quedo, pique algunas verduras y lo hice reducir un poco. Tome varios moldes de hielo y los llene con este caldo, le agregue ajo y verduritas y lleve al congelador.( esto sustituye el caldito de pollo que venden comercialmente y el cual es un veneno lento para el cuerpo, en cambio, este es natural y DELICIOSO) El deshuesado lo dividí en cuatro ( que previamente había pasado por la procesadora) y las tres libras restantes las dividí en dos. Les saque el aire con un ingenioso sistema de vacio (no el eléctrico, sino el plástico) Les coloque etiquetas con un marcador negro y así fui llenando un espacio en el freezer donde aseguraba al menos  18 días de pollo. No imaginan que me duro más!! Y aun quedaban las otras carnes y vegetales.. Que decir?
Al 2do día, comencé con la carne de res no. 7 Esta sí que la puse toda en una olla con aderezos y la ablande hasta que quedo tierna. La deshuesé por completo (odio los huesos la verdad) el caldo, tampoco lo iba a desperdiciar, así que lo dividí en dos. Llene una botella plástica de casi un litro y lo que me sobro lo utilice como base de un estofado. El otro caldo me serviría más adelante. Pique aproximadamente 1 libra y media de la carne en cubos, y lo regrese a la olla con el sobrante del caldo. Agregue papas, zanahoria, vino (uno que estaba en la nevera desde hacía un tiempo y que no era apto para tomarlo) y una lata de las que tenía guardada con hongos. Luego lo termine con tomates, cebolla, ají y ajo, con un poco de pasta de tomate. Lo deje que se cociera despacio mientras buscaba como haría las libras sobrantes de la carne. Una la pique en tiras, y la otra en pedazos más grandes. Las que pique en tiras, en dos porciones y la que pique más grande en 4 porciones. Marque muy bien todo y cuando el estofado estuvo completamente frio, lo dividí en 4 porciones para dos personas.

El tercer día, decidí irme por los vegetales, puesto que los tenía en la nevera en el mismo empaque y ya había usado algunos. No quería que se me perdieran por nada en la vida, así que decidí conservar algunos y preparar el legendario sazón base, que te va a servir para casi todos tus platillos, por no decir que todos.
Se trata de un sazón que puedes conservar en un bote de vidrio reciclado (yo lo hago así) y esterilizado.
Para eso necesitas:
1 cabeza de Ajo
3 Cebollas
2 ajíes
Verdurita ( cilantro)
Puerro chino
Hojas de apio junto con el tallo
Sal, pimienta y un poco de aceite de oliva al finalizar.
Limpia todos los ingredientes y luego seca las hojas con una toalla para evitar que se vaya algo de tierra con ellas. Es importantísimo que este todo limpio y lavado. Luego, en una procesadora o picadora o licuadora, procesa, pero no licues, pues es mejor que queden en pequeños pedacitos, que conservan más el sabor de cada ingrediente. Salpimienta y cubre el fondo del bote de cristal con aceite de oliva. Pon la mescla allí y completa con un poco de aceite de oliva. La idea es que se conserven sin perder sus nutrientes ni su aroma. Tape muy bien y guarde en la nevera sin congelar.
Los ajos:
Particularmente me gusta tener ajos frescos que a comprarlos en el supermercado de esos que ya vienen molidos. Tienen un sabor HORRIBLE! Y no huelen a ajo. Solo huele a vinagre. Para esto, y para conservar el sabor completamente, hay dos opciones: puedes picarlos o dejarlos enteros, y sumergirlos en aceite de oliva. Yo opte por las dos! Tome contenedores de cristal ( se conservan mejor) en mi caso utilizo los envases de cristal de mayonesa, los lavo muy bien, y luego los esterilizo con agua caliente. En un envase pongo los ajos pelados enteros, solo con el aceite. Se tapan y se guardan en la nevera o en la alacena. En la nevera duran más tiempo. Por otra parte, los ajos picaditos o triturados, los guardo por igual, solo que  a estos, le agrego hongos secos, y una rama de tomillo y otra de romero. Estos trocitos adquieren un excelente sabor, así como también el aceite, que puedes usar en pastas y en aderezos para ensaladas. Demás esta decirles, que cuando se termine el ajo, puedes seguir usando el aceite en caso de que necesites y no tengas ajo en tu despensa.


Vegetales y hortalizas:
Cuando las pelamos pierden parte de sus vitaminas por lo que aconsejo mantenerlas lavadas, eliminar las que tengan algún tipo de daño, ya que dañarían a las otras. Particularmente me gusta mantenerlas en empaques cerrados ( zip locks) y utilizarlas  al momento de necesitarlas.
Lechugas, verduras y apios:
Estos son muy delicados! Por lo que les aconsejo siempre el primer paso es lavarlos muy bien.
Lechuga: Luego del lavado, píquelas y séquelas muy pero muy bien. Pueden conservarse en zip locks hasta por una semana.
Cilantro, albahaca, romero, tomillo, orégano fresco, perejil y las hojas de apio: séquelas muy bien y envuelva en papel.
Apio: Retire las hojas y conserve los tallos lavados y secos dentro de un zip lock.

Por último, al cuarto día, dividí  el cerdo, sazonado  en varios zip locks, pues tenía planes no solo para guisarlo, sino para un sinnúmero de recetas que lo incluían: Frito, guisado,  molido y para locrio de cerdo. Y quien sabe que más se me ocurriría!

Legumbres:
Estos también pueden porcionarse, así extiendes su uso. Para esto, piensa en la proporciones para una libra de arroz: una libra alcanza para 4 personas, claro, que no coman mucho, porque tengo casos de amigos que se comen una libra ellos solos.  Una libra de habichuela alcanza igual. Me gusta tener en la alacena varios contenedores con el arroz y los productos secos. Pero no siempre cumplimos con ese orden!! Muchas veces estamos muy cansados para hacerlo, o no tenemos contenedores suficientes. Les recomiendo que reciclen todos los envases de cristal de mayonesa, esos también les servirán.
Les comento que un mes después, teníamos aun comida, y no cualquier comida hay que decirlo. Sin un peso en el bolsillo, comíamos como ricos, todo gourmet y a veces hasta invitados teníamos. Todo hecho con imaginación y la prodiga ayuda Divina.

Espero que les haya servido esta anécdota. Luego de esta premisa, A COCINAR SE HA DICHO!!!

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